En la primera doble infiltración del programa, dos primos y directivos de la empresa familiar Copese se infiltran en su compañía y descubren la dureza de ser un empleado de la industria cárnica.
Hoy martes, El jefe infiltrado de laSexta se sumerge en la industria cárnica con un novedoso giro inicial. Por primera vez en la historia del programa dos jefes de una misma compañía se intercambiarán sus puestos directivos, colgarán el traje y se infiltrarán en departamentos desconocidos para ellos con el fin de conocer todos los secretos del negocio. Se trata de los primos Álvaro y Ángel Muñoz, que dejarán atrás sus puestos de Director de marketing y Director de operaciones respectivamente para convertirse en un empleado más de Copese, empresa familiar de productos cárnicos situada en el municipio segoviano de Coca y que cuenta con más de 60 granjas y fábrica propia.
Hoy la empresa está a punto de dar el salto generacional y acometer su expansión en hostelería, por lo que su Director General y tío de Álvaro y Ángel, quiere captar lo que ocurre día a día en su empresa y al mismo tiempo comprobar si los dos primos están a la altura de los puestos de trabajo que han heredado.
Bajo dos falsas identidades, los jefes infiltrados se pasarán al otro lado y trabajarán en tareas que jamás habrían imaginado: en una cadena de despiece en la que tan sólo un despiste puede hacer perder miles de euros, en una granja limpiando excrementos o ayudando a dar a luz a un lechón, en una tienda de degustación de productos cárnicos en la que el personal es escaso o junto a un cuidador de cerdos algo excéntrico. Se enfrentarán a sus propias limitaciones, sufrirán los trabajos más duros y menos recompensados en la empresa e incluso pondrán en riesgo la armonía familiar al descubrir situaciones que no se ajustan a la filosofía de la empresa y ante las que hay que tomar medidas urgentes.
Colocados en departamentos que nada tienen que ver con sus tareas directivas diarias, los jefes infiltrados descubrirán realidades que desconocían completamente. El amante de los animales trabajará en el centro cárnico y en la zona de despiece, mientras que el emprendedor que ve a los animales como un número en la cuenta de resultados trabajará en las granjas, mano a mano con ellos e incluso ayudando a traer al mundo a un pequeño cerdito.
Gracias a su infiltración serán testigos de situaciones inesperadas. Desde la ternura ante un trabajador que ama enormemente a los animales, a la extrañeza ante la excéntrica actitud de algún empleado, el desconcierto al ver el mal ambiente de trabajo y el poco compañerismo de uno de los departamento o la indignación ante la poca organización de algunas tareas que provocan importantes problemas e incluso el posible cierre de alguna línea de negocio. Los jefes infiltrados descubrirán problemas en su compañía pero también descubrirán entre su plantilla a empleados eficientes y entregados cuyas historias jamás habrían conocido de no ser por la infiltración.
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