Ola Ola vuelve a Cuatro. El programa pionero de la televisión sobre las playas españolas comienza su segunda temporada con un nuevo recorrido por el litoral y por las canciones del verano. Reunir la banda sonora de las vacaciones es una de las novedades del programa, que, en su primera temporada, se convirtió en el mejor estreno de prime time del verano, con un 12,7% de share y casi un millón y medio de espectadores.
Como en su anterior edición, cada reportaje de Ola Ola nos llevará en un largo viaje por el litoral español, un recorrido, pasado por agua, que nos permitirá conocer palmo a palmo las costas del Mediterráneo, Cantábrico y Atlántico. Nos calzaremos las chanclas y el bañador, siempre que sea necesario, y nos zambulliremos en la arena y en el agua para conocer a todas aquellas personas que nos quieran acompañar en este apasionante y divertido viaje veraniego. Este viaje tendrá, además, como no podía ser menos, su propia banda sonora, es decir, recogeremos las canciones del verano que sonarán en todos los chiringuitos y discotecas durante los próximos meses estivales.
Ola Ola visitará playas familiares, donde padres, hijos y también abuelos comparten además de la sombrilla, calurosas comidas caseras donde el plato fuerte del menú es una tortilla de patatas, seguido de filetes empanados con pimientos asados y para acompañar un refrescante gazpacho. Son playas masificadas, donde la intimidad no tiene espacio, y donde desde primera hora de la mañana se van ocupando los primeros metros de la arena junto al agua más salada, un lugar privilegiado para no sólo controlar a los niños, también para poder refrescarse continuamente y no tener que sufrir las quemaduras de la arena bajo el sol.
Ola Ola se acercará a otras playas mucho más tranquilas. Lugares donde los jóvenes pueden disfrutar del descubrimiento de los cuerpos al sol. Playas solitarias, para los más atrevidos y arriesgados, donde incluso es obligatorio ir sin bañador. Y también playas elitistas y glamurosas, donde el acceso solo está reservado para los más chic. Nos ocuparemos de las nuevas tendencias de la moda en bañadores, bikinis y tangas. Comprobaremos el estado físico de los españoles, analizando milímetro a milímetro los cuerpos de los veraneantes tumbados al sol.
En Ola Ola, seremos testigos de todo lo que ocurra, a partir de ahora, sobre la arena y dentro del mar, a lo largo de toda nuestra geografía, con un solo objetivo: disfrutar de las olas del mar.
Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. Del Mediterráneo al Atlántico, en el primer Ola Ola
“Canto como Julio Iglesias y he venido este fin de semana para mojar”. Así de seguro se expresa un vecino de Madrid, y con actitudes muy ligonas, al que Ola Ola sorprende en la Playa de Illetas, en Palma de Mallorca. Al oeste de la isla y a tan solo 15 minutos de la capital buceamos en las cristalinas aguas del Mediterráneo balear.
Junto al Océano Atlántico, Ola-Ola recorre la Playa de las Canteras, uno de los lugares más tradicionales y pintorescos de la isla de Gran Canaria…Allí, comprobamos como los lugareños cumplen con la tradición de santiguarse frente a la imagen de la Virgen del Carmen, la patrona de los pescadores. Por la tarde, vemos caer el sol en la Playa de Montaña de Arena.
En Punta Umbría, Huelva, Ola-Ola practica todo tipo de deportes acuáticos y asistimos a la boda de una pareja que se conoció en la playa y hoy después de la ceremonia pasea su amor, en coche de caballos, sobre la arena. Ola-Ola visita también la playa de Sant Adriá de Besós, en Badalona, donde los más jóvenes se lanzan al mar en arriesgados saltos acrobáticos. Sobre la arena, muchas familias cumplan con todas la tradiciones playeras de pasar un día bajo la sombrilla y degustando una suculenta comida casera.
Callejeros a bordo
Callejeros se lanzan a surcar los mares. Después de recorrer España y viajar por todo el mundo, los reporteros de Cuatro rastrean puertos y costas para trasladar a los espectadores cómo se vive en un yate. Son los Callejeros a bordo.
En España se matriculan unas diez mil nuevas embarcaciones de recreo al año. Todo un lujo y una forma diferente de vivir, viajar y disfrutar a bordo de un barco. Por este motivo, el programa de reportajes ha recorrido los cuatro puntos cardinales para conocer cómo se vive en estas embarcaciones que surcan nuestros mares y ríos españoles. Desde Ibiza a Vigo, pasando por Sevilla, Cádiz, Formentera, Sanlúcar de Barrameda y la localidad marisquera de O Grove, donde terminamos disfrutando de los sabrosos mejillones que degustan quienes suben a sus barcos turísticos.
Callejeros ha subido a bordo de más 30 barcos para vivir diferentes formas de ver y sentir el mar. La ruta comienza en el Ferry que une Denia (Alicante) con Ibiza, utilizado a diario por quienes acuden a la Isla Pitiusa para disfrutar del sol y las playas, de sus noche locas o simplemente para trabajar en alguno de los hoteles y bares de la isla. Laura y sus amigas son de Denia y utilizan este Ferry para acudir a las fiestas de Ibiza cada semana «salimos en el primero de la tarde, pasamos toda la noche de marcha y a la mañana siguiente regresamos en el más tempranero. Sólo son dos horas de trayecto y para nosotras es como un autobús de línea”.
En el puerto de Marina Botafoch, Aurora saca brillo a un gran número de yates que debe limpiar cada día antes de salir a navegar. Ella ha montado un negocio de limpieza de barcos «nunca he salido a navegar en ninguno de ellos y no tengo ni idea de barcos pero me gustan”. Nos enseña uno que cuesta dos millones de euros. “Muy caro”, dice, “yo me conformo con limpiarlo».
En Sevilla, un grupo de señoras sube a bordo del Luna de Sevilla, un barco que recorre en cinco horas los 90 kilómetros de río Guadalquivir que hay entre la Torre del Oro y la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, ya en el Océano Atlántico. Al son de unas sevillanas y saboreando «las mejores tortillas de patatas» la travesía se hace mucho más llevadera.
En Sanlúcar, Pedro sale en su pequeña barca a pescar el famoso langostino. «Hoy busco los mejores ejemplares porque son para la boda de mi hija, que se casa la semana que viene». Sus hijos siguen la tradición de la familia y pasan jornadas enteras a bordo ganándose la vida.
«Esto es mucho más lujoso de lo que parecía en las fotos» cuenta emocionada Laura, una joven alicantina recién casada que sube por primera vez a bordo de un crucero junto a su flamante marido. A ellos el presupuesto sólo les da para un camarote interior de clase turista, pero unas cuantas cubiertas más arriba, otra pareja de recién casados disfruta a cuerpo de rey en la Yatch Club, una exclusiva zona del barco donde un mayordomo está a su disposición las 24 horas del día. «Cualquier cosa que nos pidan es una orden para nosotros, cualquier capricho debe ser hecho realidad» nos asegura Lorenzo, el mayordomo con más experiencia de todo el barco, mientras deshace la maleta de uno de los huéspedes. A bordo es un reportaje de Juan Carlos González.
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