La actriz Marta Torné ha sido entrevistada por los compañeros de Vim Magazine en la que ha hablado sobre su papel en la serie diaria de TVE «El Origen» que acaba de finalizar su primera y única temporada o su posible participación en el concurso de Antena 3 «Tu cara me suena».
¿Cómo es un día en la vida de Marta Torné?
Me levanto a las seis de la mañana, acabo a las cuatro de la tarde, como a las cinco, me pongo a estudiar hasta las nueve, hago la cena y me voy a dormir. El fin de semana marcho al cine, algún día voy de cena y procuro descansar mucho y recuperar el sueño. Nunca he hecho una serie diaria y no da tiempo a nada más.
Elena Cortázar (‘El Origen’) lucha por mantener en igualdad los ámbitos de pareja y familia. ¿Cómo es para Marta Torné mantener esos dos pilares tan importantes con tantas horas de trabajo?
Desde que he empezado a hacer la serie diaria no tengo tiempo para nada más porque son muchas horas diariamente y cuando llego a casa tengo que estudiar muchas páginas de un día para otro continuamente. Pero también hay cosas muy buenas: aparece lo que llamo el ‘Síndrome de Gran Hermano’: con todo el equipo hago una amistad muy estrecha, de repente cojo mucha confianza, empiezo a hacer grupos, amigos… La vida social se integra dentro del trabajo y todo se hace un batiburrillo.
Comentaste que en ‘El Internado’ la calidad se impone a la cantidad. ¿’En El Origen’ se invierten los términos?
En ‘El Internado’, la calidad prevalecía ante todo. Siempre recordare el primer episodio en el que creo que estuvimos cinco semanas repitiendo secuencias, cuando lo normal son dos. Eso es inaudito en las series españolas y ahora se ha convertido en una apuesta. La ficción de las series semanales se asemeja también a ‘Gran Reserva: el Origen’, quizás porque heredamos los decorados de ‘Gran Reserva’ (‘primetime’), que no es un decorado con el presupuesto que suelen gastar para una diaria, y heredar cosas de una serie semanal ya da una factura mucho mejor que la diaria que hay en nuestro país. En una serie de este tipo lo importante es sacar el trabajo adelante, es otro concepto.
Eres fan de ‘Breaking Bad’: ¿Qué elementos necesitas de una serie española para que te enganche como esta?
Yo soy muy rara para eso. Lo mismo me engancha una serie policiaca como un culebrón. Otra cosa es que diga qué admiro de una serie, pues ahí me fijaría en que los actores estén bien dirigidos y en otros aspectos. Pero en cuanto a la cuestión de engancharse, te puedes enganchar al sushi y también a una hamburguesa del McDonald’s. A veces me sorprendo a mí misma, entones no juzgo.
¿Cual es tu impresión al oír tu voz doblada en una serie española vendida al extranjero?
En el caso de ‘El Internado’, unas veces me veo doblada y otras veo a alguien haciendo mi personaje. Es gracioso, pero ya está. Yo estoy totalmente en contra del doblaje, es un ‘playback’ cantado por otro. Como yo hago ese uso personal de verlo todo en versión original, me parece muy mal lo contrario. Sin embargo, es un habito que si lo coges desde pequeño, te acostumbras. Si las distribuidoras, televisiones, cines y otros hicieran un ejercicio de no doblarlo todo, la gente estaría más habituada, pero para quienes no tienen la costumbre es distinto. Por ejemplo, si a mi madre le pongo una película en versión original la mato, porque dice que si tiene que leer, ya no la ve, y yo lo entiendo.
En ‘Menú Degustación’ fuiste tú quien hablaba en inglés ¿Fue raro interpretar una comedia en tal idioma?
No creas, aprendí mi guion como un loro porque mi personaje representa a una chica que vive en Londres un tiempo pero que es española, entonces no tenía que aparentar que era nativa de allí porque sería peor. Sin embargo, cogí una profesora y, junto a una grabadora repitiendo, luego llegaba a la secuencia y el texto lo tenía muy fijado. El problema era cuando nos hacían improvisar porque yo ahí lo pasaba fatal, pero fue más cómodo de lo que pensaba.
¿Fue difícil la relación con Togo Igawa (‘Memorias de una Geisha’, ‘El Último Samurai’) en ‘Menú Degustación’?
Con Togo estuve muy bien. Él vive en Londres, no habla nada de español y tuve una genial relación durante todo el doblaje, y no porque yo hable un inglés perfecto, porque si tengo que estar pensando en lo que digo o en explicar una forma verbal enreversada, me hago un lío. Nos hicimos muy amigos y, antes de que fuera a su lugar de residencia, lo invité a comer una paella en la Barceloneta. Lo quiero mucho, es un actor excelente. Me explicaba un montón de anécdotas y me encantaba.
Has afirmado en una ocasión que trabajar con Roger Gual, director de ‘Menú Degustación’, no haría las cosas más complicadas por ser además tu pareja, sino todo lo contrario. ¿Cuesta integrarse, no obstante, a otros directores tras este buen entendimiento?
Yo ya había trabajado con él en teatro, sé lo que le gusta y qué tipo de director es. Le agrada que todo sea más pequeño, más actuado, que te escuches, sobre todo en teatro, que es donde más se trabaja de actor-director, de buscar más cosas, de saber de distintas formas la secuencia, de ensayarlas de mil modos diferentes; entonces, él lleva ventaja. Pero con otros directores no hay problemas. El problema pasa si no le entiendes o no te cae bien, y de momento a mí no me ha pasado eso. Hay una relación como entre actores, de química, y tienes directores con los que te llevas mejor, como en todo.
¿Te identificas más con tu risueño y despreocupado personaje de ‘Menú Degustación’, o el rol responsable y serie de ‘EL Origen’?
Depende del momento, tengo muchos cambios de humor. Soy más como en ‘Menú Degustación’, porque soy más risueña, ‘payasa’ y divertida en general. Luego tengo algún día malo, pero es puntual.
Rara vez te hemos visto en papeles cómicos como el de ‘Menú Degustación’ ¿No estás cansada de estar siempre en misterio y tragedias?
En las series de televisión me ven siempre como tontorrona buena, pero lo que quiero es seguir trabajando y la comedia también me da mucho respeto. El personaje de ‘Menú Degustación’ estaba muy bien escrito y es de agradecer. Los papeles cómicos me gustarían porque soy muy ‘payasa’, pero no sé.
Se especuló tu nombre para ‘Tu Cara Me Suena’. ¿Cómo afrontarías este reto de ponerse en la piel de varios artistas?
No lo sé, pero me encantaría. Me gusta mucho bailar, cantar, hacer el tonto. Si estuviera, me gustaría hacerlo bien, no iría a hacer el ridículo.
¿Hay algún papel idílico para ti que te gustaría interpretar?
No me planteo esas cosas porque entonces estaría todo el día decepcionándome. En absoluto pienso en “me encantaría interpretar tal o cual personaje.” Yo voy haciendo, porque estoy encantada con lo que me ocurre y con lo que trabajo en cada momento.
De pequeña querías ser médico o profesora. parece ser que, en cualquier caso, elegiste bien siendo actriz en los tiempos que corren…
¡Menos mal! Antes el alcalde, el médico o el cura eran los ‘top’ del pueblo. Pero ahora estaría en el paro, manifestándome por los recortes, de mal humor, ‘puteada’.
El cine está expuesto a la subida del IVA cultural pero a la televisión, no ¿Es esta un buen refugio para actores o también hay miedo por lo que pueda pasar en cuanto a audiencias o presupuesto?
Yo siempre he estado haciendo televisión porque me sale mucho más trabajo en la pequeña pantalla que en cine o en teatro. La crisis nos afecta igual. Las televisiones no tienen dinero. Existen las series ‘en nevera’, que ahora no están en emisión porque en su lugar es necesario introducir otros contenidos para reservar esos y, hasta que no las sacan a la luz, no pagan a la productora. De hecho, creo paran ahora la serie, pero no es oficial.
Una faceta que no muchos conocen de ti es que estudiaste producción. ¿Tienes pensado algún proyecto independiente o como ayudante de otros productores?
Ojalá supiera lo que voy a hacer en el futuro y en mi vida, tiraría las cartas (ríe). Me gustaba mucho la producción, pero esto va como va. Lo mismo un día me levanto y digo que me apetece montar algo. De momento, tengo que grabar para la siguiente grabación una secuencia a las seis de la mañana y aquí tengo los guiones. Cuando acabe la sesión me pondré a estudiar y mañana será otro día, y así voy. Si en algún momento no tengo trabajo durante mucho tiempo, a lo mejor me planteo tirar por otro lado pero, en principio, no.
Empezaste en la radio dando noticias de tráfico ¿Echas de menos tal medio o estás ya en otra fase distinta?
La radio formó parte de mi vida en los inicios y todo se coge con ilusión, con expectativa, con energía… si no pagaban, daba igual, porque ahora si no me pagaran estaría con muy mala leche para trabajar. Tengo un recuerdo estupendo y maravilloso. Me encanta la radio porque no tengo que estar una hora y media antes para maquillarme, vestirme, peinarme, etc. La imaginación además se desarrolla y se estimula mucho cuando trabajas en ella. Pero mi camino ya está en otro lado.
Un proyecto apartado del mundo de la interpretación es tu labor como embajadora de la marca de cosméticos Kiehl’s. ¿Te da miedo que un acto accidental de la empresa en sus productos despresitigie tu imagen?
Es una hipótesis remota. Kiehl’s es una empresa que tiene muchos años de experiencia y que no va a dejar un producto defectuoso. Es como si compras un bolso que no es bueno y piensas que la culpa es de Penélope Cruz. Yo estoy muy encantada porque no experimentan con animales, algo que me encanta porque además tengo mascota y empatizo bastante con ello.
La prensa rosa te atrae bastante ¿Cómo llevas que tu fama actual sea producto de rumores o aspectos banales hacia tu persona en revista que tú misma vez?
Ahora estoy más cansada porque son los cuatro de siempre que me aburren muchísimo, también te lo digo (ríe), pero a mí no me molestan las personas del oficio del corazón. No me puedo quejar, porque no entro en el trapo de nada ni vendo mi vida. A no ser que tengas un ‘boom’ en tu trabajo y digan que les interesas, no te hacen mucho caso.
Usas mucho las redes sociales y mediante ellas contestas a tus fans de forma espontánea. ¿Puede generar eso un abuso de confianza cuando estos se dirigen a ti de forma presencial?
Intento ser yo misma tras una pantalla como sin ella y no cambio de personalidad. Cuando estás haciendo una serie y funciona más, te reconocen más. En ‘El Internado’, me identificaban más los niños y los padres de los niños para pedirme una foto para sus hijos. Ahora me reconocen las señoras mayores cuando voy al médico, al hacer una serie que es un culebrón, y, mientras tanto, los niños no se acuerdan de mí.
Confesaste que el público adolescente podría llegar a ser maleducado en ciertos casos. ¿Recuerdas algún desencuentro con algún fan?
Sí, pero no conmigo, sobre todo eran los casos de Yon González o Martiño con las chicas. En mi caso, recuerdo una situación personal en un hospital en la que se acercó un fan muy maleducado, cuando en esas circunstancias no tienes humor para aguantar a nadie. Y en otra situación muy dura para mí, de repente me dijeron que querían una foto y en ese momento pensé:“¡Dios mío!, lo último que quiero hacerme es una foto.” Pero son casos muy puntuales.
¿Qué has ganadado y has perdido desde que empezó ese salto en tu carrera profesional?
He descubierto una faceta nueva de mí que me encanta y me siento muy feliz haciéndola. He perdido diez años de vida porque ya no me veo como antes de energía y va pasando el tiempo, pero eso a la vez me da una madurez y una forma de ver las cosas estupenda. También he ganado experiencia.
Unax Ugalde dejó esta pregunta para ti: ¿Cueces o Enriqueces?
Enriquezco, siempre.
Texto: Guillermo Villar Rodríguez
Fotografías: Gabriel Rega
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