Antena 3 estrena mañana miércoles, a partir de las 00:15 horas, el documental Isabel Preysler: el secreto de la Reina de Corazones de la serie “Deberías saber de mí”, reportajes especiales que repasan la vida de los personajes más populares de nuestro país, estrenado en la cadena en noviembre de 2009 con “Jesulín de Ubrique: 36 horas en Ambiciones”.
¿Inteligente, exótica y carismática…? o ¿calculadora, fría y ambiciosa? Este es el doble sambenito que ha acompañado siempre a la conocida como ‘reina de corazones’, desde que, a comienzos de los 70, se casara con un entonces prometedor cantante: Julio Iglesias. La de Isabel Preysler es la historia de una ambición: 40 años de una intensa vida social que tuvo en la relación clandestina y posterior matrimonio con el superministro de Economía, Miguel Boyer, su momento álgido. Han pasado exactamente 25 años de ese sonado romance que marcó un antes y un después en la vida de Isabel Preysler.
De Filipinas a Madrid
Nacida en Filipinas, Isabel se traslada con 18 años a Madrid. Aunque estudió secretariado, siempre se movió en los ambientes exclusivos de la capital. En la primavera de 1970 conoce a Julio Iglesias con el que se casa poco después en Illescas, Toledo, en una boda multitudinaria. Tenía entonces toda la ilusión de una joven de 20 años, pero el matrimonio se pone pronto cuesta arriba. Julio se centra en su carrera y se olvida de Isabel que no está dispuesta a pasarle la vida sola y de hotel en hotel… De entonces le viene su amistas con Carmen Martínez Bordiú que se convierte también en su mejor confidente y cómplice para la decisión que iba a tomar: separarse de Julio Iglesias. Habían transcurrido 8 años desde su matrimonio
y dejaban tres hijos en común: Chabeli, Julio José y Enrique. La hija primogénita reconocería mucho más tarde que “la carrera de su padre no había ayudado seguramente a la consolidación del matrimonio…”.
Después de Julio Iglesias, Carlos Falcó y Miguel Boyer
Antes de separarse del cantante, Isabel trabó amistad con un apacible aristócrata, de nombre Carlos, con el que terminaría casándose y que le daría una nueva hija, Tamara. Amante del campo y de la vida tranquila, el perfil del marqués de Griñón no podía estar más alejado del que tenía Julio Iglesias y de nuevo se alzan voces que proclaman que Isabel se acercó a él para medrar… Lo significativo es que Isabel está, de nuevo, en el centro de la atención pública y se convierte en la mujer más solicitada para los eventos sociales. El secuestro y posterior liberación del Dr. Iglesias Puga, padre de Julio (lo que aconseja de paso el traslado de sus hijos a Miami) colabora indirectamente a que el protagonismo de Isabel Preysler no decaiga. Y por si fuera poco, cuando apenas habían transcurrido dos años desde su boda con Carlos Falcó, Isabel conoce a Miguel Boyer con el que inicia una relación secreta.
El descubrimiento de este romance fue una bomba informativa. Sobre todo, porque Miguel e Isabel mantenían encuentros clandestinos cuando ambos estaban casados. Es significativa la respuesta que, por aquellas fechas, da la propia Preysler en una programa de televisión a la pregunta de quién es más fiel en el matrimonio: “Yo pondría una X…” responde con cara de circunstancias la aún esposa del marqués. La presión es tan brutal que Boyer dimite, días después de la famosa sentencia de Alfonso Guerra de que ‘quien se mueva no sale en la foto’. De entonces procede el apodo de ‘la China’ con el que también se conocía a Isabel.
En enero de 1988 formaliza su tercer matrimonio, del que tiene una nueva hija, pero esto no trae la tranquilidad a su vida. Directa o indirectamente (la construcción de la casa de Puerta de Hierro; la implacable persecución de Ruiz Mateos contra Boyer; la vida artística de sus hijos o los vaivenes sentimentales de su ex…) Isabel levanta expectación por donde pasa como la “gran profesional” que es (según proclama su hijo Julio José).
Sigue siendo la «reina de corazones»
Transcurridos todos estos años, Isabel Preysler está de nuevo en el centro de la escena mediática y se convierte en la mujer del momento. Su imagen vale millones, los periodistas la persiguen y marca tendencia. En plena madurez, Isabel sigue conservando el secreto de la eterna juventud y mantiene su matrimonio con Miguel Boyer (para sorpresa de muchos). Como siempre ha hecho, cuida imagen pero también se preocupa por las carreras de sus hijos entre los que no se vislumbra una sucesora: ¿Isabel Preysler es irrepetible?.
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