Uno de los más exitosos actores españoles en Hollywood se llama Banderas y no es Antonio. Se trata de Marco Banderas y es actor porno. Y no sólo eso: su mujer es la directora de sus películas y graba todas las secuencias en las que él practica sexo con una o varias mujeres. Samanta Villar convivirá con ellos los días previos a su boda en Las Vegas porque, en el fondo, son unos románticos. Más bien, como dice él: “no soy un romántico empedernido, soy un romántico pervertido”.
Le llaman el supermán del porno y va a cumplir su sueño dentro de cuatro días: casarse con su chica en Las Vegas. Conexión Samanta El otro Banderas estará con ellos.
“Julio Iglesias era mi ídolo desde pequeño”, asegura Marco. “Dicen que él se ha acostado con 1.500 mujeres, yo llevo casi 6.000”. Marco Banderas vive en Los Ángeles (California) junto a su futura esposa, Lisa Demarco. Ella también es actriz porno, pero también directora y fotógrafa de la industria.
Lisa reconoce que cuando conoció a Marco no le soportaba, pero él le pidió que le diera seis meses. Después de ese tiempo, empezaron a vivir juntos y, ahora, diez años más tarde, se casan.
“La gente no entiende que Lisa no tenga celos de que haya estado con 6.000 mujeres y que pueda tener celos por tomar un café con una amiga después de una escena”, dice Marco a Samanta.
“Una de mis primeras películas porno se titula I am Marco, porque apenas sabía inglés y es lo único que dije en todo el rodaje”, asegura el actor.
Pero en el porno no es oro todo lo que reluce. A pesar de ello, Marco se considera bien pagado: “me pagan unos 1.000 dólares por escena y sé que en España están pagando unos 250 euros… Yo hago una media de 25 o 30 escenas al mes… pero antes hacía entre 45 y 52…”.
Otra de las pegas es que echan mucho de menos España. Marco y Linda quieren regresar: “L.A. es un lugar muy bonito para pasar las vacaciones, pero quiero volver”, dice Linda. “Hace años que no veo a mi madre, le mando todas mis películas no para que las vea, sino para que las tenga. Ya tiene unas 2.500… me apoya en todo lo que hago”, asegura Marco, que dice sentirse a veces culpable: “es un precio muy alto estar alejado de tu familia. Parece que les estoy cambiando por el dinero”.
Los actores porno tienen que pasar cada 20 días el test del SIDA, gonorrea y clamidia. Samanta le acompaña a uno de los controles. “Si no tienes esto, no puedes rodar”, dice Marco. “La industria del porno es muy segura… mucho más que irte de copas a una discoteca, llevarte a una chica y no utilizar el condón”. A pesar de ello, se llevó un buen susto: “estaban rodando con una chica, pararon el rodaje por un momento… y vi a la chica llorando hablando por teléfono. Estuvo llorando porque le dijeron que había estado unos días antes con este tío y había dado positivo en el test del SIDA. El problema es que yo acababa de rodar una escena con ella en ese momento. Se me vino el mundo encima, pasé mucho miedo… lloré…” cuenta Marco a Samanta.
Samanta acompañará a Lisa a rodar una escena con un aspirante a actor porno con su marido como director: “me excita. Es una cosa que me gusta”.
Lisa se ha gastado casi 100.000 dólares en cirugía. Samanta estará con ella cuando se inyecta bótox en una clínica de Los Ángeles. Lisa lo hace porque no quiere ver cómo envejece y para seguir trabajando…
Unas horas antes de la boda, Lisa está nerviosa y se confiesa ante Samanta: “A Marco lo elegí porque es romántico, muy buena persona y me hace reír… es lo que estaba buscando y nunca pensé que lo iba a encontrar”.
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