Juan Luis, a Alberto Amman le conoce mucha gente, pero a tí, como pasan corriendo no te llegan casi a ver ¿cuánto tiempo llevas trabajando en El Viejo Caserón del Parque de Atracciones de Madrid?
Juan Luis: Llevo 21 años asustando, he pasado por diferentes personajes, pero con el que me quedo es con el conde Drácula, es con el que más disfruto, no pasa de moda, gusta a todo el mundo y a todas las generaciones.
Alberto, la generación actual sí que está enganchada a los vampiros ¿qué te parece?
Alberto Amman: Esta generación ha logrado poner otra vez de moda las historias de vampiros, han renovado su atractivo, pero creo que los elementos siguen siendo los mismos, perduran en el tiempo la sangre, el cuello, los mordiscos…
Juan Luis, que consejos le darías a Alberto a la hora de asustar al público
Juan Luis: Generalmente el público no suele mirar, entonces hay que hacer algún sonido gutural para que se asusten y llamar su atención. Cuando te miran es cuando tienes que poner el gesto de malo. Es como jugar al escondite en la oscuridad. Los más divertido es asustar a los últimos del grupo, a los que se quedan rezagados, les metemos en un ataúd y les vaciamos de sangre (risas).
Alberto ¿cómo habéis hecho el efecto de los mordiscos y de los ojos de diferentes colores?
Alberto Amman: En ‘No soy como tú’ claro que mordemos (risas) y respecto a los ojos, hemos usado lentillas de diferentes colores que han facilitado el posterior trabajo digital. Fue bastante divertido jugar.
Las lentillas tenían diferentes colores, unas negras y verdes y otras negras y azul celeste; eran bastante grandes ya que nos cubrían todo el ojo y eran un poco complicadas llevarlas puestas mucho tiempo.
Pero ¿Alberto es un vampiro bueno o malo?
Alberto Amman: Soy un vampiro que se ha pasado al bando de los buenos. Mi personaje está entre dos aguas, si bien está tratando de reivindicarse, conoce muy bien su parte oscura e intenta proteger a los chavales del centro donde les ayudamos a que controlen su instinto.
¿Tu personaje no tiene tentaciones?
Alberto Amman: Claro que las tiene, como todo animal tiene sus tentaciones.
¿Te gusta más estar de noche por la ciudad o ir a playa o al campo a tomar el sol?
Alberto Amman: A mí me gusta más la naturaleza que la ciudad, pero reconozco que soy un poco noctámbulo, mis momentos más creativos son el atardecer y la noche. Me suelo desvelar haciendo cosas.
Juan Luis, ¿cómo pasas las horas de trabajo en el ataúd mientras asustas a la gente?
Juan Luis: Nos entretenemos en el balcón donde vemos todo, allí nos reunimos todos, desde la niña del exorcista al zombie o el alquimista pasando por Freddy Krueger y los locos, un gran grupo (risas). A mí me respetan mucho, son como mis hijos, eso sí, les tengo que vigilar porque están todo el día jugando y asustando. Una vez me ataron la tapa del ataúd con una cuerda y no podía salir, me asusté mucho…
¿Cuánto hay de sexual en el mordisco de un vampiro?
Alberto Amman: Creo que mucho, el mordisco de un vampiro está cargado de erotismo. Los elementos de las historias de vampiros van por ese lado, el de la sangre, los cuellos, los mordiscos, los colmillos… sí que hay una cuota de posesión animal, de sexualidad.
Las actuales historias de vampiros son mucho más atractivas que las antiguas ¿por qué?
Alberto Amman: Con Gary Oldman ya empezó a cambiar la visión de los vampiros, se convirtió en un personaje más sexy que aterrador. Ahora son chicos y chicas más guapos y gustan más.
¿A que arma temerías más: al ajo o a la estaca?
Juan Luis: La estaca, sin duda, porque a mí me encantan los ajos. A veces me los traen y por mi genial (risas)
Juan Luis, con el boom actual de los vampiros ¿las chicas que entran en el Viejo Caserón esperan que salga Robert Pattinson del ataúd?
Juan Luis: Me llaman de todo (risas) pero con respeto. La gente mayor que entra si que vienen a ver a Drácula porque fue el primer monstruo que conocieron, sin embargo las niñas vienen a ver al personaje de las películas.
Alberto, ¿de pequeño le tenías miedo a los vampiros?
Alberto Amman: Hubo una época en la que sí que les tenía miedo, pero ahora ya no (risas). Sí que me ha llamado la atención verme caracterizado de vampiro, y eso me ha ayudado mucho a la hora de interpretar a Alberto, a entrar en la locura y el juego.
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