Mañana martes Antena 3 estrena el cuarto capítulo de Luna, el misterio de Calenda, la exitosa serie de misterio que produce Globomedia para la cadena. Belén Rueda regresa a televisión como protagonista y lo hace en el papel de Sara, una jueza que se traslada a Calenda con Leire, su hija adolescente (Lucía Guerrero), dispuesta a rehacer su vida familiar.
La desaparición de su marido, un capitán de la Guardia Civil (Leonardo Sbaraglia), a las pocas horas de su llegada al pueblo, será el desencadenante de una serie de estremecedores sucesos que harán comprender a la magistrada que Calenda no es el apacible lugar que aparentaba ser.
EN EL CAPÍTULO DE MAÑANA, titulado ‘El monstruo’
Buscan al teniente Pando por toda la comarca. Han encontrado el coche que robó en su huida y está lleno de sangre. Es evidente que está herido. En realidad, Raúl no ha salido de Calenda, ni siquiera lo ha intentado. Ha ido a casa de la jueza para convencerla de que le ayude a demostrar su inocencia. Sara, a pesar de su reticencia inicial, decide apoyarle. Empezará por seguir la pista del aparato que encontraron en el apartado de correos de David.
Mientras tanto, Vera y Pablo traman un plan para proveer a Raúl de alimento, medicinas y ropa. Con el fin de averiguar dónde puede estar escondido, Vera camela a Nacho y le roba el walky. Si la Guardia Civil logra alguna pista nueva, ellos serán los primeros en enterarse.
Joel está conociendo, horrorizado, su verdadera condición: medio hombre, medio animal. Siente una inmensa rabia contra su padre y no puede comprender qué le ha llevado a hacerle esto pero, por otra parte, empieza a ser consciente de sus nuevas habilidades. Su buen oído le hace percibir un extraño crujido en el andamio que hay en la entrada del colegio. Joel comprende que está a punto de derrumbarse y corre para intentar salvar a Silvia, que está pasando por debajo. En ese preciso instante la estructura cede y ambos jóvenes quedan sepultados bajo los hierros.
Sonia también cree haber encontrado algo que puede ayudar al teniente Pando. Los presos escriben en la pared de la celda en qué fecha ingresan en el calabozo. El día que mataron a David, alguien grabó esa fecha en la pared. Por tanto, había alguien en los calabozos ese día y tuvo que ver al teniente Pando durmiendo allí. Hay que encontrar a ese preso cuanto antes para que tomarle declaración.
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