Iniciadas las hostilidades con Francia, el ejército del Rey Eduardo III suma varias victorias en el campo de batalla. Sin embargo, la suerte se vuelve esquiva cuando los soldados ingleses, hambrientos y enfermos de disentería y escorbuto, se ven obligados a dejar atrás las posiciones conquistadas en la campiña francesa ante el férreo avance de las fuerzas galas. El repliegue del ejército inglés en la cuenca del Sena y el inicio del ocaso del floreciente mercado de Kingsbridgeconstituyen los principales argumentos de la nueva doble entrega de “Un mundo sin fin”,que Cuatro ofrecerá mañana martes 6 de noviembre, a partir de las 22:30 horas.
La carestía y la prolongación de la guerra con Francia hacen mella en el mercado de Kingsbride
En el primer capítulo, en Francia, el hambriento ejército inglés está siendo hostigado por los soldados franceses. Las fuerzas inglesas tratan de cruzar el río Sena para así poder alcanzar la costa y escapar, pero los puentes están destruidos.Ralph descubre que el ejército galo está recibiendo nuevos suministros desde una zona lejana, por lo que está convencido de que debe existir un vado en el río. El Rey Eduardo III ordena a sus tropas que marchen rápidamente para evitar un ataque de los franceses.
Mientras tanto, la carestía ha convertido a la famosa feria de Kingsbridge en un pequeño mercado escasamente surtido. Por otra parte, Gwenda, madrede dos hijos, Sam y David, decide ir en busca de Caris, convertida ahora en monja, hecho que Wulfricsigue con suma atención. Tras convencer a su amiga, ambas regresan a la ciudad donde son testigos de la llegada de Gregory, el abogado de Godwyn, cuya presencia en Kingsbridge augura malos presagios.
En un momento de distracción de su padre Wulfric, el pequeño Sam se aleja de su lado para jugar con los utensilios de un escupefuego y acaba quemándose. Tras atender al niño, Caris tranquiliza aGwenda informándole que las quemaduras no revisten gravedad.
Y en el segundo episodio, Caris, Mairy un grupo de soldados ingleses desembarcan conmocionados por las terribles experiencias vividas en Francia. En Kingsbridge, el prior Godwyn ha utilizado el oro del convento para construir su propio palacio. Mientras se enfrenta a una orden directa del rey Eduardo III para que los devuelva, cuestiona las estrategias bélicas del monarca. El religioso es plenamente consciente de que si contraviene el mandato real, podría perder su palacio, el priorato y su vida.
Por otra parte, Cariscomparte con la madre Cecilia algunas de sus dudas: no puede creer en un dios que ha permitido que suceda lo que ella ha visto en Francia. Entretanto, Merthinllega a Kingsbridge ignorando cómo va a ser recibido. En la ciudad se reencuentra con su viejo aprendiz Jeremiah, que aún vive en el taller de la isla Leper y que se alegra de verlo.
Entretanto, el conde Roland dispensa una fría bienvenida a Ralph. El noble muestra su desencanto al descubrir que los servicios prestados por el joven durante la guerra han sido recompensados con un condado más rico y poderoso que el suyo.
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