laSexta estrena este 7 de enero la segunda temporada de ‘El Jefe infiltrado‘, el formato en el que un alto directivo de una compañía se infiltra en ella para conocer el corazón de su empresa, saber cómo trabajan sus empleados, detectar los problemas o las malas prácticas que pueda haber en ella y descubrir grandes valores profesionales y humanos que desconocían.
En esta nueva etapa crece el riesgo, la implicación de los jefes, los momentos difíciles, los descubrimientos inesperados y la emoción, cuyas nuevas entregas se sumergen en sectores y empresas que jamás habían mostrado sus entrañas de una forma tan profunda, intensa y arriesgada. Además, los protagonistas de la nueva edición se enfrentarán a sí mismos en complicadas situaciones y, por primera vez, aplicarán sanciones ante prácticas inaceptables que de no ser por su infiltración jamás habría descubierto.
Un ejercicio de riesgo…
En la segunda temporada de ‘El Jefe infiltrado’ crece el riesgo de ser descubierto y, con él, la implicación de los jefes a la hora de involucrarse en todos los procesos requeridos. Para no levantar suspicacias entre los trabajadores – de los cuales, muchos ya conocían el programa– ‘El Jefe infiltrado’ necesitaba nuevas y sólidas coartadas, con el fin de evitar que el protagonista fuera descubierto.
Para ello, el programa creó una falsa empresa, una productora dedicada al desarrollo de programas de fomento de empleo. Un supuesto intercambio televisado de trabajadores de otros países, un programa de cambio de roles en los que una mujer trabaja en el puesto de un hombre y viceversa o un concurso para elegir al empleado del mes son algunos de los presuntos programas de televisión tras los cuales ha resultado creíble la presencia de cámaras.
A esta coartada se le suma un cada vez más sorprendente cambio de look, imprescindible para que el jefe pueda pasar por un nuevo empleado dispuesto a todo para aprender y conocer de primera mano los secretos del negocio. Unas caracterizaciones que han ido más allá y que han conseguido que los jefes en ciertas situaciones se sientan otras personas completamente distintas. Pero nadie puede asegurar que un trabajador no termine por reconocerle después de haberlo visto en alguna convención interna, una visita de negocio o alguna fiesta de Navidad.
… y máxima implicación personal
En las nuevas entregas del programa los jefes se han enfrentado a sí mismos en los momentos más difíciles de la experiencia y han trabajado con una completa dedicación para así conseguir su verdadero objetivo. Conscientes de que se trata de la única forma de conocer las entrañas de su negocio, los jefes se han implicado personalmente al máximo, han abierto de par en par las puertas de sus negocios y su entrega ha sido cada vez más profunda. Lo han arriesgado todo y han logrado resultados inesperados. En su experiencia han conocido a profesionales entrañables pero también han descubierto prácticas inaceptables, trabajadores desmotivados o procesos completamente obsoletos.
Antes de acabar la experiencia llega el momento de quitarse las máscaras y de que los jefes regresen al despacho que abandonaron al sumergirse en ‘El jefe infiltrado’. Los roles han cambiado y quien se suponía que era un compañero más ahora se ha convertido en su máximo superior.
Es hora de hacer balance y confirmar si lo que el jefe ha visto es digno de ser recompensado o, por el contrario, merece algo más que una simple advertencia. Por primera vez en el programa, un jefe decidirá imponer una dura sanción al descubrir una práctica completamente contraria a la filosofía la empresa que dirige. Porque a lo largo de la temporada, gracias a su calidad de infiltrados los jefes vivirán numerosas situaciones que les harán comprender su compañía mucho mejor de lo que la entendían antes de la experiencia. Se toparán con empleados de incalculable valor que lo dan todo por la empresa y serán testigos de sorprendentes historias personales. Pero también descubrirán empleados poco profesionales, incumplimiento de importantes protocolos, trabajadores desmotivados e incluso formas de trabajar inadmisibles de acuerdo con las normas de la empresa.
La tensión de que el jefe sea descubierto acompañará al programa durante todo su recorrido, que en una de sus entregas será testigo de una particular reacción: un jefe es desenmascarado por una empleada que le acorrala y amenaza con quitarle la peluca personalmente si él mismo no se la quita.
En toda gran empresa, aunque la relación de los directivos con sus empleados más allegados sea fluida y cercana, en muchas ocasiones el resto de trabajadores no dejan de ser un nombre o un número. Después de protagonizar ‘El jefe infiltrado’, muchos de ellos se convertirán en algo más: en personalidades concretas, con fuertes historias a sus espaldas, una forma única de afrontar el trabajo y unos valores definidos respecto a él. El contacto directo del jefe con estos empleados, y a veces incluso con sus familias, supone para los jefes una experiencia única y más intensa de lo que jamás podían haber imaginado.
Durante su experiencia, los jefes vivirán momentos de lo más contradictorios. Sufrirán ante el trabajo duro, ante la posibilidad de ser descubiertos, al ser testigos de prácticas con las que no están de acuerdo … Pero también llorarán de emoción, disfrutarán del trabajo bien hecho y regresarán satisfechos por algunas de las personas que habrán conocido en el camino. Y junto con ellos, los empleados que han compartido con ellos esa experiencia, que verán recompensado su esfuerzo o saldrán también ellos desenmascarados.
La audiencia vivirá también emotivos momentos con las reacciones de los empleados al descubrir que han convivido con el jefe, un momento de gran intensidad en cada programa.
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