Incomunicación, enfrentamiento soterrado, desorganización total, falta de un criterio único… Ésta es la receta que está llevando al desastre al restaurante al que se enfrenta Alberto Chicote en un nuevo caso de ‘Pesadilla en la cocina’, este lunes a partir de las 22.30 horas. Un complejo desafío en el que la constante tensión, las palabras no pronunciadas, la cocina más pequeña de la historia del programa y las difíciles relaciones familiares están llevando al restaurante “Gran Café” al borde del cierre.
Ubicado en un barrio residencial y tranquilo de la localidad madrileña de Coslada, el “Gran Café” abrió hace más de 10 años gracias al espíritu emprendedor de Juanjo, un empresario que posee también otro restaurante en la misma población, “La Dolce Vita”. Sin embargo, mientras éste es todo un éxito y va viento en popa, el “Gran Café” es sólo una fuente de pérdidas y de problemas.
Y Juanjo va a descubrir por qué. Hace unos años, el buen funcionamiento del “Gran Café” le permitió al empresario dejarlo en manos de su mujer y su hermana para abrir así una nueva aventura gastronómica. Confió en ellas la dirección del que siempre había sido un lugar de éxito, pero un pequeño detalle entre las cuñadas al que apenas dan importancia pero que resulta gravísimo está hundiendo el negocio: no se dirigen la palabra.
Las condiciones de trabajo en el Gran Café no son fáciles: tienen la cocina más pequeña de la historia del programa y al cocinero, un empleado extranjero sin apenas experiencia en hostelería, nadie le ha enseñado ni un solo plato de comida española. Y, como si fuera poco, Alberto Chicote descubre sustancias no identificadas – y en evidente estado de descomposición -en varios botes de la cocina del “Gran Café”, una nueva y desagradable sorpresa que no esperaba encontrar en un aquel lugar.
A través de un cuaderno
Situado en una zona con gran potencial y después de más de una década de éxito, el “Gran Café” se desmorona. La hermana y la mujer de Juanjo, al frente del negocio, se dividen en dos turnos. Pero entre ellas no se hablan. Sólo se comunican a través de un cuaderno en el que anotan ciertos detalles pero que no unifica una forma de trabajar organizada.
Cada una hace las cosas a su manera y cada una de sus maneras es completamente distinta, lo que dificulta el trabajo de cocinero y camareros, que tienen que trabajan de forma diferente según estén en el turno de una o en el de otra. Además, la cocina no termina de funcionar. El cocinero es inexperto y la sensación de orden, desconcierto y caos es más que común. El servicio es muy lento, hay problemas de atención y no existe un criterio único con el que cual poder trabajar.
Entre dos mujeres
Con una situación así, Juanjo se siente atrapado entre dos mujeres, dos personas importantísimas para él que no se dirigen la palabra y que están provocando con su actitud que se llegue a plantear el cierre del “Gran Café”. Sin embargo, esa solución le desalienta. Si cerrara el restaurante su hermana dejaría de tener una fuente de ingresos y para él sería un terrible deshonor admitir que ha fallado a unos y otros.
Alberto Chicote se enfrenta a un nuevo y difícil reto en el que, sorpresivamente, conseguirá que los tres protagonistas hablen por primera vez del negocio y que las dos cuñadas por fin se dirijan la palabra y puedan expresar lo que verdaderamente sienten. ¿Servirá esta estrategia de revulsivo para conseguir reflotar el “Gran Café” o hará estallar por los aires el soterrado enfrentamiento que existe entre la mujer y la hermana de Juanjo?
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