España ha batido su record histórico de consumo de cerveza. El año pasado se ingirieron 3.500 millones de litros, una media de 47 litros por persona. Se bebe más que nunca y según la Asociación de Cerveceros de España, gracias a la cerveza se crean al año 80.000 empleos en el sector de la hostelería. A los ya clásicos, tercios o cañas, tostadas o rubias, se une la fiebre por la cerveza hecha en casa. Un millar de nuevas empresas familiares pelean por hacerse hueco en un mercado del que ya no sólo viven las grandes industrias y que crece como la espuma. ‘El imperio de la cerveza’, este miércoles, en ‘Comando Actualidad’.
El lúpulo es el culpable del sabor amargo de la cerveza. Es una planta trepadora que se cosecha en la Ribera del Órbigo y donde es conocida como el oro verde. En esta zona de León se obtiene el 99 por ciento del lúpulo que se comercializa en España. Del lúpulo depende la economía de 40 pueblos. De cada kilo de materia prima se obtienen 10.000 litros de cerveza. La expectación para las familias de la zona es máxima. Por primera vez este año los americanos están comprando la cosecha y el precio que reciben los agricultores ha subido casi un 30%.
Cincuenta mil litros de cerveza, cinco mil kilos de codillo, mil quinientos de ensalada de patata y nueve toneladas de salchichas. La cerveza se ha convertido en el argumento para reunir a miles de personas con dos objetivos: comer y beber durante horas. La fiesta de la cerveza, importada de Alemania, lleva tres años haciendo pleno en Madrid. Organizar un evento de esta magnitud requiere disciplina marcial: camareros, cocineros, electricistas, montadores… hasta medio millar de personas encuentran trabajo temporal montando y desmontando el interior de un recinto que acoge 25.000 personas.
Beatriz hace cerveza en el garaje de su casa. Es funcionaria, ingeniera agrónoma y amante de la cerveza artesana. Siete horas tarda en elaborar el caldo espumoso que cocina a base de malta y lúpulo. Fue de las primeras en hacerse con un kit casero; una suerte de botiquín de primeros auxilios cervecero con ollas, medidores, peso y chapas. Se vende a cien euros en tiendas especializadas. En los últimos ocho años el número de fábricas artesanas ha pasado de 21 a 400. Manuel era electricista hasta que lo dejó todo para comercializar decenas de instrumentos e ingredientes con los que elaborar cerveza en casa. El negocio no para de crecer. Ana y Ernesto hacen 20.000 litros al año y exportan la mitad. Le han puesto a la cerveza que elaboran, en una antigua estación de tren, el nombre de su hija.
Montar una franquicia cervecera le costó cien mil euros a Marta. Recién licenciada en económicas se ha hecho experta en tirar cañas. Regenta una cervecería de bajo coste en el centro de Madrid, por una caña cobra 70 céntimos. La caña es el gancho que le permite vender tapas, bocadillos u ofrecer cenas y comidas, ahí obtiene el verdadero beneficio. El local está tan a rebosar como los seis bares que se han unido en menos de cien metros para crear en una calle céntrica de la capital, La milla de oro de la cerveza.
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