La situación financiera de La Promesa angustia a Alonso, que pide a Manuel que deje de volar y se centre en su trabajo, y a Catalina, a quien no le queda más remedio que deshacerse de un objeto de gran valor sentimental para conseguir el forraje necesario para que los animales no se mueran de hambre.
Jana esconde el abrecartas antes de que Conrado y sus hombres registren su habitación, saliendo airosa de la trampa que Petra y la marquesa trataron de tenderle.