El actor Carles Francino ha sido entrevistado por VIM Magazine en la que ha hablado sobre sus proyectos anteriores y sobre su papel de protagonista en la serie de TVE ‘Víctor Ros’.
Tu próximo proyecto es una adaptación de una serie de novelas policíacas escritas por Jerónimo Tristante. Los seguidores de estas aventuras esperan mucho de la miniserie pero, ¿crees que se llega a transmitir en la pantalla todo el trasfondo de sensaciones, intriga o emoción que hay en las páginas de una novela y que el lector ya ha formado en su cabeza?
Espero que sí. Como dices, es una adaptación de las novelas, es decir, habrá muchas cosas que no serán como son en ellas, cosas que a nivel de imagen tienen que cambiar, el ritmo tiene que ir de otra manera… Todo ello se ha encargado de adaptarlo nuestro guionista Javier Olivares. Yo creo que en el aspecto de querer explicar las sensaciones, la trama, la intriga… todo esto se va a mantener y además es lo bonito de que sea en una miniserie, que al ser seis capítulos todo se va a condensar muchísimo más.
Las adaptaciones literarias a cine o televisión suelen levantar siempre alguna polémica entre los lectores de las obras. ¿Crees que una buena adaptación tiene que ser fiel a la novela o eres partidario de que el medio audiovisual adapte la historia a su propio lenguaje con los cambios pertinentes?
Hay que tener en cuenta que en las novelas hay muchísimo material, por lo que soy más partidario de que se adapten cosas, pero siempre sabiendo que una cuestión es el lenguaje del libro y otra el de la televisión y la imagen, y cada uno tiene que ir por su lado.
¿Quién es Víctor Ros? ¿Qué nos puedes contar sobre él?
Víctor Ros es un chico de unos 30 años, inspector de policía. A diferencia de Sherlock Holmes, con quien se le ha comparado y con quien tiene parecidos ya que ambos son grandes investigadores, muy apasionados de su trabajo y de lo policiaco, queremos marcar que Víctor es de clase humilde, viene de barrio. Alguien le ve cierto talento y decide apadrinarlo llevándolo por el camino correcto. Yo lo definiría como un amante de todo lo detectivesco, lo policiaco, de su trabajo, y entrará en muchos conflictos tanto a nivel de trabajo como amoroso.
Cuando te sumerges en otra época tan diferente a la que vivimos en la actualidad, ¿qué es lo más difícil de interpretar, de hacer llegar al espectador?
Mostrar una época que no es la nuestra y que la gente se la pueda creer es trabajo de todo el equipo. Intentamos reflejar una manera de vestir, una forma de expresarse, siendo conscientes de que estamos haciendo algo que no es contemporáneo pero intentando dar un punto para que toda la gente lo entienda. A mí me parece complicado darle al espectador un producto de época porque no sabes si le va a interesar, pero lo más importante es seguir las pautas básicas de la ficción, tanto si haces época como si no, que el producto en sí tenga ritmo, que esté bien contado, bien hecho… A partir de aquí todo es una sorpresa porque el público es también una sorpresa.
Compartes reparto con profesionales de la talla de Tito Valverde, todo un referente en la ficción policíaca española. ¿Cómo han ido las jornadas de rodaje? ¿Qué diferencias hay entre el modo de trabajar de un veterano y los que pueden considerarse la nueva generación?
Las jornadas de trabajo están siendo muy duras ya que estamos rodando una miniserie de seis capítulos en dos meses y medio, pero hay un grupo de trabajo muy bueno, todos tenemos muchas ganas de trabajar y de que todo vaya bien, y es lo que nos está ayudando más. En mi caso estoy ‘pringando’ un poquito más por ser protagonista, pero estoy encantado de hacer esto y de que el desgaste de energía de estos dos meses y medio traiga un resultado interesante.
A Tito no lo conocía personalmente y estoy encantado, es todo un señor con toda una carrera como actor y lo único que me queda es escucharlo y compartir. Es un tipo divertido, cachondo, que aporta mucha energía y alegría, es genial. Lo bonito de este trabajo es cuando estás frente a alguien con mucha experiencia y te miras a los ojos esperando compartir con él todo lo que tienes que dar.
Bosco, Miguel Romero y ahora Víctor Ros, tres personajes que representan a la autoridad en tres épocas diferentes. Basándote en tu experiencia con ellos, ¿Crees que se ha reflejado de manera fiel la evolución de la autoridad a lo largo de la historia?
Empezando con Bosco en Punta Escarlata, se trata de algo contemporáneo aunque en lenguaje televisivo, tomándose licencias que en la vida real seguramente no se tomaría. Intentamos ser fieles a la época actual, y aunque el caso de este proyecto fuese complicado me pareció una serie y una manera de contarlo fantástica.
En Bandolera, Miguel Romero fue un ‘jaleo’, ya que en una serie diaria había muchas cosas que contar. Intentamos reflejar esos inicios de la Guardia Civil cuando aún no era Guardia Civil militar, con los trajes azules, e intentamos contar sus problemas con los bandoleros. Y en el caso de Víctor Ros, estamos en un momento muy parecido al actual, un momento de conflicto, de crisis, de cambio… con cosas muy parecidas a la actualidad.
En todos los casos me dejo guiar por la historia y por lo que me voy informando, y creo que todos ellos están muy bien reflejados.
¿Qué tienen en común además del actor que los interpreta?
Los tres personajes tienen cosas muy parecidas, hay algo de personaje heroico y bueno en los tres, y evidentemente la base es Carles y Carles está en ellos, aunque traten conflictos diferentes en épocas distintas.
Casualidad o no, esto puede hacer que el público te asocie a un determinado tipo de personaje. ¿Has llegado a rechazar algún papel por miedo a encasillarte?
Sí lo he hecho, aunque la palabra rechazar puede sonar a tirarse muchas flores y no es así. Soy partidario desde el día que me fui de Hospital Central, mi primer proyecto a nivel nacional, de que a veces es necesario decir que no e intentar cuidarse a uno mismo y a su carrera. Precisamente cuando se estaban emitiendo Punta Escarlata y Bandolera me llegó un proyecto policíaco y decidí no hacerlo para intentar buscar otra cosa. Finalmente ha llegado Víctor Ros, tras un tiempo largo y un papel totalmente diferente en Águila Roja pendiente de emisión, y aunque vuelva el papel de policía otra vez creía que tenía que hacerlo ya que es un proyecto que me gusta mucho.
En esta ocasión, y tras haber participado durante mucho tiempo en un proyecto de una serie diaria como es Bandolera, llega una miniserie condensada en pocos capítulos. ¿Cómo condiciona esto el trabajo del de los actores? Profesionalmente, ¿qué formato te llena más?
A nivel de ficción y por lo que yo conozco, el sistema de trabajo de una miniserie me parece estupendo, es un sistema muy bonito de contar y personalmente lo prefiero. Es el mismo sistema que conocí en Punta Escarlata, y te permite un tiempo de trabajo con el director y el equipo contando incluso con un mes de ensayos, algo impensable habitualmente en ficción.
Está todo muy condensado, implica muchísima concentración, pero sabes cómo termina, se ve el final y hay que tener la capacidad de meter toda la energía en ello. A nivel de actor, de trabajo con el personaje igual se echan en falta unos capítulos más porque cuando más se empieza a descubrir el personaje es cuando ya casi lo tienes todo rodado, pero a nivel de ficción y para el espectador es mucho más interesante una miniserie.
Uno de tus proyectos más exitosos, Punta Escarlata, se emitió dos años después de su grabación. Teniendo en cuenta lo rápido que avanza el mundo de la producción audiovisual, ¿puede este factor tiempo acabar con un proyecto o mermar su relación final con el público?
Por supuesto que sí, además este caso nos asustó muchísimo porque cuando iba a salir Punta Escarlata en Cuatro ocurrió la fusión con Telecinco y se guardó en un cajón hasta dos años después. A veces puede mermar, como pasa también con muchas series que emiten las temporadas con mucho tiempo de separación entre ellas y el público ya desconecta de eso. Por otro lado tenemos el ejemplo de Águila Roja, que pese a llevar tiempo sin emitirse vuelve con muchísima fuerza porque tiene muchos seguidores detrás.
Creo que en general que una serie se guarde en el cajón no es bueno. Defendiendo un poco lo nuestro, los actores preferimos que cuando grabamos una cosa se emita lo antes posible porque luego nunca se sabe.
Próximamente podremos verte en el esperado regreso de Águila Roja, una de las series más exitosas de los últimos años en la ficción española. ¿Qué nos puedes adelantar de tu personaje?
Con Águila Roja he tenido una sensación parecida a la que tuve cuando empecé en Hospital Central. Entrar en una serie muy hecha, con un público fiel y un ritmo establecido es muy positivo ya que te sientes muy arropado, todo son facilidades y ayuda. Por otra parte, uno aporta también lo suyo y el hecho de que aparezca un actor nuevo en cualquier serie aporta novedad y frescura.
Estoy muy contento con mi participación, es un personaje que aparece durante toda la temporada, aunque poco, pero es muy interesante. Tengo muchas ganas de verlo, y aunque con un look un poco distinto, la base siempre será Carles.
Al no tratarse de un proyecto nuevo, sino de una serie ya consolidada, ¿da vértigo saber que estás ante una gran cantidad de audiencia y además muy fiel?
Da un poco de vértigo pero no acostumbro a pensar en ello. Gracias a Dios ya llevo un tiempo en esto y uno se acostumbra a intentar no pensar en estas cosas, aunque seguro que el día que esté delante de la televisión esperando a que salga el capítulo en el que aparezco estaré nervioso (risas). Por otra parte estoy tranquilo porque es un producto que funciona muy bien, y lo que más preocupa es la opinión de los compañeros de la profesión. Si no tuviéramos nervios esto no valdría la pena…
En una profesión tan pública, ¿las épocas de sequía de proyectos llegan a desesperar? ¿Qué hace un actor en estas épocas fuera de la pequeña y gran pantalla?
Precisamente el año pasado fue mi primer año de sequía completamente, y lo pasé haciendo cosas no remuneradas. Es algo que asusta, desestabiliza mucho y te entra un poco el miedo, pero en mi caso fue un momento muy interesante, ya no desde la desesperación pero sí desde el volver abajo y tener que buscar y rebuscar, le da al actor una creatividad para buscarse la vida a nivel de actor que está muy bien. Realmente desde los momentos difíciles salen cosas muy interesantes, buscas proyectos de teatro, quedas con los amigos, propones… es interesante aunque muy desesperante. Cuando no tenemos trabajo es cuando el actor tiene que currar más a nivel interno como persona y hacia su arte y su vocación, y sobre todo no hundirse.
En mi caso aprovecho para reciclarme, busco muchos cursos para hacer, y el año pasado aproveché para rodar un par de cortos y una aparición para una película, cosas sin remunerar que me gusta seguir haciendo.
Echando la vista atrás, desde 2005 con ‘Ventdelplà’ hasta hoy y tras varios proyectos exitosos, ¿consideras que tomaste la decisión correcta eligiendo este mundo?
Por supuesto que sí. Me hubiese encantado jugar en el Barça con Messi y Neymar pero no fue posible (risas). Tomar esta decisión en su momento ha sido de lo mejor que me ha pasado en la vida, he descubierto un camino que es infinito y del que no me voy a cansar nunca. Vas aprendiendo, vas cambiando las cosas, pero todo adaptado a la evolución personal de cada uno y es muy interesante.
A la hora de interpretar un personaje, ¿es más sencillo si tiene muchas cosas en común contigo o prefieres un polo opuesto que te permita experimentar contigo mismo?
No porque sea un polo opuesto te va a permitir experimentar más, es decir, te pueden dar cosas que se parezcan mucho a ti y experimentar muchísimo. Sin embargo, siempre prefiero hacer cosas muy alejadas a lo que Carles da, seguramente son las cosas que más cuesta que te den, que algún día lleguen, pero para eso también están los momentos de sequía de los que hablábamos antes, para buscar personajes así y por qué no, montar algún proyecto.
Cuando era más joven me enfadaba mucho con que me dieran siempre el tipo de papel de ‘guapito’ o ‘chulo’, y ahora pienso que tuve mucha suerte de tener esos trabajos, me doy cuenta de que cada uno de esos papeles tiene muchos matices y muchas maneras distintas de poder abarcarlos.
Te conocemos a través de tus papeles, ¿pero cómo es Carles fuera de la pantalla? ¿Con qué habilidad oculta podrías sorprendernos?
Me encanta la pelota, jugar a fútbol, es lo que me viene como habilidad oculta (risas). Soy uno más, un chico de familia, de amigos, con mi perro y mi vida normal. Me gusta probar cosas nuevas y soñar buscando el sentido a la vida y a la felicidad a través del trabajo.
Hablemos de gustos, ¿hay alguna serie actual – española o extranjera- que te tenga enganchado?
Ahora mismo no tengo tiempo de ver nada, pero ha habido series tanto extranjeras como españolas que me han enganchado. Lo que sí que procuro todas las semanas cuando llego a casa es poner la televisión y ver cómo va la ficción española, ver a los compañeros y dar un poco de apoyo.
¿Última película que te ha dejado sin aliento?
Lo último que me dejó revuelto fue el documental Searching for a sugar man, me gustó muchísimo. Y en cuanto a cine español, disfruté mucho con La gran familia española.
18. La publicidad, aunque de forma pasajera, también ha formado parte de tu vida. Para este sector, el físico e imagen es muy importante, ¿crees que lo es también en el mundo de la interpretación? ¿Es importante para ti?
Seas guapo o seas feo la imagen es importantísima, es parte de esta carrera. Soy partidario de que uno tiene que cuidar su físico y su imagen, ya que el cuerpo y la voz son las herramientas de un actor. Evidentemente si quieres ponerte cremitas, depilarte y todo esto perfecto, cuanto mejor te sientas contigo mismo mejor, sin caer en la tontería. Está muy bien que la gente cuide su imagen, es algo básico.
Marta Torné, nuestra portada del ‘Especial Verano’ nos dejó esta pregunta para ti: si un cacahuete se cae a la piscina, ¿sigue siendo un fruto seco?
No, dejará de ser un fruto seco y se convertirá en una flor (risas).
- Texto: Laura Pérez
- Fotografías: Gabriel Rega
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