El actor interpreta al padre Andrés Palomares en «El Barco», serie que Antena 3 emite todos los jueves a partir de las 22:30 horas.
¿Qué nos puedes adelantar de esta temporada?
Se va a descubrir un lugar en el que ellos, los náufragos que rescatamos, tienen una sede, pero los actores no tenemos mucha idea de eso, es más cosa de los guionistas.
¿Crees que habrá más muertes en El Estrella Polar?
Mínimo habrá una más, pero no puedo contar nada (risas).
¿Qué tenéis en común Palomares y tú?
Todos los actores tenemos a nuestros personajes dentro de nosotros, y todo lo de Palomares lo tengo yo en mayor o menor medida. La parte espiritual la tengo, aunque no sea a nivel católico; si se me mete algo en la cabeza y lucho para conseguirlo, pero yo no me pongo tanto en plan líder sindicalista como se pone Palomares, pero sí que tengo ese punto de luchador por las cosas que creo.
También tengo esa timidez en el amor que mi personaje tiene con Vilma… soy muy tímido, y también tengo mucho carácter que cuando sale, sale (risas).
Ahora que conoces un poco más a Palomares ¿Qué es lo que más te gusta de él?
Lo que más me gusta de él es el sentido de los principios que tiene, es alguien que nunca va en contra de sí mismo, que tiene una necesidad constante de ayudar a los demás, es un personaje bueno. A pesar de eso, no es plano, no es alguien que se vaya a quedar en lo que se espera de él, ni siquiera lo que él mismo espera de él.
¿Qué ha sido lo más impactante de la grabación de ‘El Barco’?
En esta segunda temporada se han visto bastantes cosas impactantes y he pasado algunas como actor. Por ejemplo, tengo vértigo y en el episodio en el que Dela Cuadra me sube en el palo mayor fue tremendo, es que los guionistas se enteraron que tenía vértigo una semana antes de haber leído yo el guión. Al final lo pasé mejor de lo que esperaba, pero las peores secuencias en el barco son las que hay mucho oleaje y me mareo, soy el que más se marea de todos, excepto el día del palo mayor (risas).
También fue muy impactante el tema de los pasillo verticales, nunca había visto un plató vertical y tener que subir por él, estar colgados en redes, cambia la percepción de todo y fue una gran experiencia. Creo que sólo en esta serie podíamos haber vivido algo así, normalmente eso se hace con un croma, ordenador y efectos especiales, todo digital. Aquí no, aquí se construyó todo y fue alucinante estar dos días colgado grabando aquello.
¿Qué diferencias notas entre grabar en plató y en el barco en alta mar?
Básicamente los mareos (risas). En el plató tenemos la ilusión de que estamos grabando en un barco de verdad porque tenemos el techo, las cuatro paredes… porque normalmente en un plató hay tres paredes, no hay techos y hay que tener imaginación para ponerte en la situación, forma parte del trabajo. Aquí no, el plató te da la situación, la única diferencia con el barco en alta mar es el bamboleo, que aquí lo tenemos que fingir con la ayuda de los cámaras y allí es real, demasiado real a veces (risas).
Grabar en el mar se agradece mucho y hace poco estábamos navegando y vimos una ballena, fue alucinante, increíble. Como actor, también me gusta mucho grabar en el plató.
¿Has tenido ganas de rezar en alguna escena?
(Risas) Yo no he rezado en mi vida, pero como el personaje reza y yo como actor intento siempre encontrar el vínculo entre nosotros. Cuando Palomares reza, lo hace de verdad y como el que más. También el día del vértigo y el de los mareos hubo que rezar (risas).
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