Pol ya le había advertido a David Bisbal que Adara se iba a morir cuando le viera y no se había equivocado. Cuando el cantante ha entrado en el salón de Guadalix, Adara se ha puesto muy nerviosa y ha sacado a flote todas sus armas de seducción. Sin dejar de moverse la melena de un lado a otro, Adara ha saludado a David y ha comenzado a mirarle con un inquietante juego de miradita y guiños que no ha pasado desapercibido en el plató.
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