El pasado lunes 12 de diciembre TVE estrenó ‘22 ángeles’ basada en el libro de Almudena Arteaga ‘Ángeles custodios’.
Se trata de una ficción muy necesaria, que nos traslada a una época lejana para todos los espectadores. Nos traslada a un tiempo en el que la vacuna contra la viruela no se había generalizado y era necesario que llegase a América Latina.
En el epicentro de esta historia encontramos al doctor Balmis- genialmente interpretado por Pedro Casablanc, quien le da ese aire de rectitud, responsabilidad- un insigne doctor: que decide realizar una expedición para conseguir que la vacuna de la viruela evite miles de muertes en los territorios de ultramar de la corona. Para inocular la vacuna necesita la ayuda de Isabel de Cendala- también muy bien interpretada por María Castro: que desprende ternura con los niños- y de Balmis.
Al igual que sucede en el libro de Almudena Arteaga: el personaje de Isabel ha perdido a su marido y a su hijo, por ello se emociona al conocer al pequeño Benito y querer adoptarlo. Esta parte se distancia de la historia transmitida en ‘A flor de piel’ de Javier Moro: donde Isabel de Cendala es una madre soltera que lucha por dar el mejor de los futuros a su hijo Benito.
El punto fuerte lo encontramos en la historia que nos transmite: los problemas encontrados durante la travesía: dificultades para inocular la vacuna, los problemas de espacio de los más pequeños, las incomodidades del viaje. Unos problemas que nos pueden parecer muy lejanos en los tiempos que corren, pero que fueron una gran dificultad en aquellos momentos. No sólo tuvieron que enfrentarse a las inclemencias del tiempo, también a los propios problemas internos: Balmis se iba enamorando poco a poco de Isabel de Cendala y ella a su vez caía rendida a los encantos de José Balmis. Eso motivó que la expedición tuviera que separarse.
El punto álgido llega con la llegada a los territorios de ultramar donde las grandes dificultades salen a la luz: los virreyes.– que eran los que gobernaban los territorios de América Latina en nombre del rey. Veían cada vez el poder real como algo lejano y por ello no querían obedecer las prerrogativas llegadas desde Madrid. Por ello, Isabel muestra su gran carácter: no derrumbándose ante las dificultades y poniendo al mal tiempo buena cara. Tratando de encontrar solución a todos los problemas que haya en su camino, ayudando así a Balmis y a los niños. Esa es otra de las ventajas de esta ficción: el personaje femenino es una mujer con carácter, que trata de sobrellevar el dolor por la périda de sus seres queridos y vuelca todo su amor en su trabajo y en el cuidado de los niños e incluso es capaz de plantar cara en determinados momentos a Balmis.
Al igual que ocurre en ‘Ángeles custodios’ la mini serie no profundiza en los problemas a los que tiene que enfrentarse José Salvany: una vez se separa de la expedición de Balmis. Si hay alguien interesado en profundizar en este tema podría leer la novela histórica de Javier Moro: ‘A flor de piel’ donde profundizan un poco más en el devenir de la expedición.
Se trata por tanto de una mini serie muy recomendable que nos sitúa en un marco histórica de gran importancia, en un momento determinante de la historia de España. Una verdadera lástima, que un hecho histórico tan importante en España no haya acaparado más atención.
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