Series que cruzan fronteras: ‘El Internado’ ruso con dos Julias y unos pasadizos metálicos

Diferencias y similitudes entre la versión rusa y española de 'El Internado'

‘Médico de familia’, ‘Aída’, ‘Los Serrano’, ‘Cuéntame cómo pasó’, ‘Los misterios de Laura’… son varias las series españolas que han sido adaptadas con más o menos éxito en el extranjero, algunas respetando casi en su totalidad las tramas y personajes originales, y otras creando versiones libres a partir de productos hispanos, de manera que ambas series han acabado teniendo un planteamiento en común y poco más.

Siempre resulta interesante, sin embargo, cuando se ha seguido una ficción nacional echar un vistazo a las adaptaciones que otros países decidan llevar a cabo, ya que los cambios en la ambientación, las tramas, el carácter o gustos de los personajes e incluso en sus nombres en la mayoría de casos no hacen sino reflejar las costumbres del territorio que ha llevado a cabo la adaptación.

A la izquierda la pandilla adolescente de ‘El Internado’; a la derecha Victoria, Roman (Roque), Daria (Carolina), Andrew (Marcos) y Maxim (Iván) eran los protagonistas de la adaptación rusa. 

Por ese motivo hemos decidido crear un nuevo apartado de la web en el que analizaremos el recorrido de algunas de nuestras series por otros países, europeos o no, que hayan decidido adaptarlas a su propia TV. Para el primer artículo de esta nueva sección hemos seleccionado un producto que en su momento supuso una ruptura con lo que venían siendo las series hasta entonces, tanto por la decisión de mezclar varios géneros como porque tocó uno que hasta entonces no había sido muy corriente en la pequeña pantalla española: el misterioso. ‘El Internado’ tuvo dos adaptaciones, una francesa que se tituló ‘L’Internat’ y que no pasó de su primera temporada, y otra rusa que, como ocurrió aquí con la original, fue un verdadero éxito de audiencia.

Por esta razón y porque al tener más temporadas facilita la comparación con la serie española, nos hemos decantada por la versión rusa, titulada Закрытая школа (‘Escuela privada’), la cual introdujo varios cambios en relación a la versión original, aunque curiosamente lo hizo sólo a partir de la que aquí fue nuestra cuarta temporada. Por contra, las tres primeras se podría decir que son un retrato bastante fiel de lo que ocurrió en ‘El Internado’, con conflictos idénticos y escenas muy parecidas.

Diferencias externas: 4 temporadas de 30 y tantos capítulos

Los exteriores de ambos internados y sus escudos respectivos. En el ruso, la esvástica camuflada parece substituida por una Estrella de David.

Durante la primera parte de la serie, quizás la diferencia más significativa sea que Закрытая школа se emitió de lunes a jueves en horario nocturno, con temporadas de alrededor de 30 episodio cada una, motivo por el que la estructura del producto varió en comparación al original. Y es que si bien los capítulos eran más cortos (duraban alrededor de tres cuartos de hora) se emitían en tandas más grandes, así que los responsables de la adaptación rusa optaron por crear cuatro temporadas que abarcaran las siete que tuvo la original española, de manera que la primera tanda de episodios de Закрытая школа terminó en el punto argumental en que acabó la segunda de ‘El Internado’, y así sucesivamente hasta completar sus cuatro temporadas que, en total, sumaron 134 episodios.

Los nazis españoles no perdieron el tiempo acomodando sus pasadizos, a diferencia de los rusos, que lograron un resultado más elegante. Por dentro, la biblioteca de ambas versiones era bastante parecida.

A simple vista y antes de profundizar en el guión, hay dos hechos que resultan llamativos cuando se comparan ambas series: uno de ellos es el aspecto del colegio, ya que  la distribución externa del  Логос -que es como se llama el internado nórdico- es distinta a la del Laguna Negra; si el internado español era un sólo bloque dentro del cual se distribuían todas las habitaciones de la escuela, el colegio ruso está compuesto por tres bloques que quedan unidos entre sí a través de varios pasillos. En el centro se encuentra el patio, redondo, enorme y cubierto de nieve en muchas de las escenas de la serie, debido esto último a las desigualdades entre el clima ruso y el español. Sin embargo, y aunque desde fuera pueda parecer más grande, los interiores del colegio ruso son de un tamaño más o menos similar a los del español.

También los pasadizos de ambas versiones tienen diferencias entre sí, ya que en la nórdica son metálicos, mientras que en la original representaba que estaban hechos de piedra. Por otro lado tanto en unos como en otros hay jaulas y celdas, pero se podría decir que los rusos resultan más modernos y sofisticados. Y es que los decorados y los efectos especiales en sí no tienen desperdicio. 

El segundo detalle al que nos referíamos tiene que ver con el físico de sus intérpretes, y no sólo por lo chocante que puede resultar el hecho de que en Rusia Paula, Irene y Evelyn sean morenas, Carol, Julia, Amaia y  Elsa  rubias como el trigo, o Amelia castaña y de cutis bronceado. Además cabe señalar que en algunos casos a través de la apariencia de los actores, unido a la caracterización que se les hacía, se podía intuir fácilmente el carácter de los personajes que encarnaban. El ejemplo más evidente quizás sea Maxim (Iván), que con su aspecto rudo, el pelo de punta y el tatuaje que lucía en el cuello, ofrecía una imagen de muchacho chulo e incluso algo macarra que cuadraba a la perfección con el carácter del hijo de María, pero que se distanciaba de la que tuvo Yon González durante toda la serie original. Por su parte Yulia (Julia) lucía unas facciones marcadas y un look igualmente atrevido que poco tenía que ver con el que llevaba Blanca Suárez cuando aterrizó en la segunda temporada de ‘El Internado’, y que le dieron a la Julia rusa un toque físico más rebelde que el que tenía la original.

Las facciones suaves de Yon González y el rostro angelical de Blanca Suárez contrastan con el físico de Pavel Priluchny y Eugene Osipova, los intérpretes de Maxim y Yulia.

Es interesante destacar además que los actores que interpretaron a los adolescentes nórdicos tenían entre 22 y 25 años cuando empezó a emitirse la serie, siendo la actriz que encarnaba a Yulia la más mayor de todos. Este hecho no fue muy distinto en la versión hispana, cuyos intérpretes juveniles también eran mayores que sus personajes, aunque por otro lado el menor de ellos, Daniel Retuerta, tenía 17 años cuando comenzó ‘El Internado’ mientras que el mayor, Martiño Rivas, había cumplido ya 22, y Ana de Armas, Blanca Suárez y Elena Furiase rondaban los 20. Quizás en un inicio se acercaban algo más a la edad de sus personajes que los actores de la adaptación rusa, si bien a lo largo de las temporadas este hecho cambio, y no sólo porque se notara el paso del tiempo sobre la apariencia de los intérpretes, sino también a causa de los fichajes posteriores: por poner un ejemplo, Nani Jiménez, quien interpretó a Amaia, era 13 años mayor que la nieta de Theodora Raüber cuando empezó a encarnarla.

Aunque volviendo a Закрытая школа también podríamos mencionar el caso contrario, es decir, el de personajes rusos que son más jóvenes (o lo parecen) que sus «dobles» hispanos: así ocurre por ejemplo con el Héctor nórdico, cuyo intérprete, Anton Habarov, es 15 años (¡15!) menor que Luis Merlo, si bien el personaje en la serie representaba más o menos la misma edad que el Samuel Espí español. Algo muy similar pasaba con Jacinta, dado que la actriz que la encarnaba, Tatyana Vasilyeva, es una década más joven que Amparo Baró, aunque en este caso, y tal vez porque la serie rusa empezó a emitirse cinco años después de que comenzara ‘El Internado’, no se nota tanto. Baró tenía 69 años cuando se metió en la piel la gobernanta del colegio y Vasilyeva 64… desde luego, 5 años de diferencia llaman menos la atención que los 10 que existen entre las 40 primaveras que tenía Luis Merlo el día en que grabó la primera secuencia de ‘El Internado’ y las 30 de Anton Habarov cuando hizo lo propio con Закрытая школа un lustro después.

Viktor tenía 42 años en la serie, pero el actor que lo interpretó acababa de cumplir los 30. Por su parte, Nadia no era rubia como Paula ni tenía los ojos azules, pero el aspecto de ambas era igual de dulce.

Por otro lado y aparcando el tema de las edades, nos parece curioso resaltar que como suele ocurrir en las adaptaciones, los nombres de muchos de los protagonistas también sufrieron una sonada metamorfosis: las únicas que mantuvieron su nombre original aunque en la variante rusa fueron María, Julia, Victoria e Irene, mientras que a algunos personajes les adjudicaron otros muy parecidos, como fue el caso de Héctor, que pasó a llamarse Viktor, o Elsa, que se convirtió en Elena. En la mayoría de casos sin embargo el nombre de los personajes rusos poco o nada tenía que ver con el de los españoles; Marcos (Andrew), Iván (Maxim), Carol (Daria), Fermín (Vladimir), Jacinta (Galina), Hugo (Vadim), Clara (Pauline) o Camilo (Konstantin) son un buen ejemplo de ello.

Cambios en el guión: Dos Julias Medinas en lugar de una

Sin embargo, con el transcurrir de los capítulos a esos cambios de carácter externo al guión se le sumaron otros intrínsecos, el más llamativo de ellos quizás sea que en Закрытая школа no hubo una Julia Medina, sino dos. Este hecho, que puede parecer insólito, tiene una explicación sencilla y retorcida a la vez: Eugenia Osipova entró a mediados de la primera temporada (que correspondía a la segunda española) para interpretar a Yulia, una adolescente complicada que se enamoraría de Maxim y sería la encargada, gracias a su capacidad para ver espíritus, de desvelar al grupo que Peter Morozov (Jacques Noiret) había matado a Artem (Cayetano).

Hasta aquí nada extraño, si no fuera porque, suponemos, Osipova decidió abandonar la serie y los guionistas, como si hubieran escrito los capítulos bajo la supervisión de Mariló Montero (si bien la presentadora navarra no apareció en los créditos), decidieron que Yulia muriera en un accidente de coche y que su corazón fuera trasplantado a Lisa, una joven interpretada por Anna Andrusenko que, gracias a la operación, heredaría la capacidad de ver fantasmas que tenía Yulia y acabaría viviendo en el colegio interno donde antes estudiaba ella. Allí fue congelada por Ingrid Wolfe, la Eva Wulf rusa, y -quién sabe si también a causa del trasplante- se convirtió en el nuevo y definitivo amor de Maxim, el cual pudo superar gracias a ella la muerte de su anterior novia.

Anna Andrusenko tiene un rostro más parecido al de Ana de Armas que al de Blanca Suárez, pero sus facciones son tan seráficas como las de ésta última. Todo lo contrario que las de Eugene Osipova.

Tamara y Larissa compartían profesión (la medicina) y hombre (a Viktor), si bien al final fue ésta última quien se llevó el gato al agua. Ninguna de las dos actrices se parece a Lola Baldrich, pero ambas encajan en el papel.

Este giro en la trama de Julia dejaría sorprendido a cualquier seguidor de ‘El Internado’ pero la realidad es que no fue el único: Lucía también estuvo interpretada por dos actrices en Rusia, aunque el personaje no murió. Tamara, que fue la primera versión que existió en Закрытая школа de la médico del colegio, se marchó a finales de la tercera temporada (equivalente a nuestra sexta) con su hijo Daniel para probar un nuevo tratamiento que tenía que curar al pequeño. En su lugar llegó Larissa, una doctora militar -rubia y de ojos claros- que se haría cargo de los infectados durante la cuarentena y acabaría la serie emparejada con Viktor.

Pedro y Miguel, sus tramas continúan

Sin embargo, si lo comparamos con la versión hispana, lo más curioso en este último caso no es tanto que Lucía tuviera dos intérpretes, sino el modo en que se curó el hijo de Tamara, que aunque resulte extraño estuvo relacionado con Miguel, el nieto de Jacinta. Ese muchacho de 12 años que desapareció en la cuarta temporada de ‘El Internado’ jamás abandonó la escuela de Закрытая школа, sino que se enamoró de Lily, una compañera de clase superdotada, y junto a ella empezó a investigar a su abuelo Serguey (Joaquín) y al resto de nazis, convirtiéndose ambos en una especie de terceros vengadores. Esas investigaciones que llevaron a cabo los dos adolescentes pusieron en riesgo sus vidas en la tercera temporada de la ficción, cuando los nazis los descubrieron y decidieron someterlos a un proceso de borrado de memoria que los dejaría en coma. No obstante, tras recuperarse tanto Denis como Lily fueron rescatados, el primero por Pavel (que es como se llamaba Pedro, el profesor de gimnasia, en la versión rusa) y ella por Tamara, la cual aprovechó que la joven era una especie de niña prodigio para convertirla en la donante de su hijo enfermo, tratamiento que podía servir en un futuro para que el pequeño se recuperase.

Una buena manera de dar protagonismo a un personaje que, por edad, no encajaba ni en el grupo de Maxim, Daria y compañía, ni en el de la pequeña Nadia, sin embargo aquí no terminaron los cambios. Tal vez a los más avispados les haya chirriado una frase del párrafo anterior, la que hace referencia a Pedro ¿Cómo pudo Pavel salvarle la vida a Denis en la tercera temporada de Закрытая школа -equivalente a la sexta de ‘El Internado’- si ya debería de estar muerto por entonces? Muy fácil: porque Pedro nunca murió en la adaptación rusa de la serie. Si bien también fue detenido y acusado del asesinato de Dmitry (Mateo), al Pedro ruso trataron de matarlo en la cárcel unos policías corruptos lanzándolo por el hueco de las escaleras, pero sobrevivió al golpe y logró salir del hospital donde fue atendido sin que los miembros del Proyecto Géminis sospecharan que estaba vivo.

Pavel tuvo algo más de suerte que Pedro, aunque también las pasó canutas. Por su lado, el paso de Denis por el internado no fue tan escueto como el de Miguel, que ni siquiera tuvo tiempo de enamorarse. Denis sí lo hizo.

Posteriormente, el Pedro ruso se refugió en la que había sido la cueva del gnomo hasta que Vladimir y él se encontraron un día en el bosque y el primero informó a Boris (Saúl) de lo que le había ocurrido a Pavel. Gracias a esa intervención el profesor de gimnasia acabó colaborando con Vladimir y Vera (Rebeca) en la organización de Boris, quien por cierto moriría hacia el final de la serie de un infarto, y no infectado como ocurrió en ‘El Internado’. Volviendo a Pedro/Pavel, a principios de la cuarta temporada rusa regresó al colegio y formó parte de la cuarentena militar, mientras participaba junto a Vladimir en las escaramuzas contra el ejército para salir del internado y veía morir a su amada Elena a causa del virus mortal que habían creado los nazis. Terminó la serie vivo, aunque «viudo», observando junto al resto de supervivientes como la escuela ardía en llamas.

Y ya que hemos hecho mención a Elena, hemos de decir que aunque ella y Elsa tuvieron el mismo destino, el desarrollo de la directora nórdica a lo largo de la serie fue distinto al de la española. En resumidas cuentas: si tras sufrir los malos tratos de Noiret y el desengaño personal más grande de su vida, Elsa se convirtió en una mujer más reflexiva y generosa, que no renunciaba a encontrar un poco de amor antes de morir pero que se hacía cargo y era consciente de su soledad, Elena cambió a Noiret por Hugo en la última temporada de Закрытая школа, o lo que es lo mismo, a Morozov por Vadim. La explicación más plausible tal vez debamos buscarla en la muerte de Vera a finales de la que sería nuestra sexta temporada, al quedar sepultada debajo de los pasadizos durante su derrumbe.

Una tenía rasgos arios y la otra no, pero tanto Elsa como Elena pecaban de ser algo ingenuas. Eso sí, las dos tenían un genio muy vivo. Jacinta y Galina, por otro lado, eran igual de irónicas, ácidas y sagaces. Se habrían llevado bien.

Por esa razón, el tonteo que Hugo tuvo con Rebeca (unilateral, eso sí) durante la séptima temporada de ‘El Internado’ se transformó en un coqueteo correspondido entre Elena y él en la adaptación rusa de la serie. Pavel lo veía con desagrado y el resto del personal comprendía que Vadim no era el hombre encantador que Elena creía ver, pero el nazi la engañó hasta tal extremo que la ex directora del colegio acabó ayudándolo sin querer a matar a Cyril (Martín). Los hechos ocurrieron cuando tras una sangrienta pelea entre ambos Elena se puso en medio y escuchó las razones de Vadim por encima de las de Cyril, de manera que el primero pudo acercarse lo suficiente a la mujer para golpearla, quitarle la pistola que ella llevaba encima para protegerse y disparar mortalmente a Cyril. Mientras lo veía desangrarse delante suyo Elena se arrepintió, pero ya era tarde… la encargada de controlar la cuarentena dentro del colegio demostró que no merecía serlo, y su muerte, acompañada por Viktor y Pavel, fue con toda probabilidad menos épica que la de Elsa.

Aún así, hay que reconocerle que tras sentirse culpable de la muerte de Cyril le prometiera hacerse cargo de su hijo Mitia (Lucas), y que lo cumpliera hasta el punto de renunciar a tomarse su medicina para que el pequeño no se quedara sin. En ese sentido sí tuvo la misma generosidad que Elsa, que escondió a todo el mundo su enfermedad para no tomarse una de las pocas dosis curativas que quedaban, sin embargo el sentido de la responsabilidad le llegó demasiado tarde a la profesora nórdica.

Carol: en sillas de ruedas tras caer del torreón

El contrapunto de Elena fue Roman (Roque), puesto que no sólo sobrevivió en el último capítulo de Закрытая школа sino que además los guionistas decidieron que no fuera un asesino sino sólo un traidor. Buen negocio teniendo en cuenta que Roque de ‘El Internado’ mató a Carolina, la enterró viva y más adelante quiso dejar morir al resto de sus amigos para que no pudieran tomar represalias contra él.

Aún así, que Roman saliera mejor parado de su alianza con el Proyecto Géminis que Roque no significa que la Carol rusa terminara la serie con vida. Daria no murió al caer por el torreón después de que su amigo la empujara, pero quedó en silla de ruedas y aquello provocó que Roman, arrepentido, decidiera colaborar en contra de los nazis en la última temporada, espiándolos y pasando información a los suyos. Gracias a e sus prismáticos pudo ver como Eugene (Amaia), celosa del amor que Andrew sentía por Daria, conducía su silla de ruedas hasta el bosque y le clavaba una jeringuilla mortal. La joven falleció al instante a causa del veneno pero Roman corrió en dirección al cadáver de su amiga para llevarlo al colegio, donde Viktor certificó la muerte de Daria. Más tarde Eugene intentaría matar también a Lisa, pero Roman lo evitó golpeándola y haciendo que la joven asesina se clavara ella misma una jeringuilla de manera accidental. Lo mismo que ocurrió al final de «El Internado», sólo que en este caso fue Roque y no Vicky quien se encargó de terminar con Amaia.

Alexei y Tasia, los nietos de Theodore Rauber. 

En relación a ésta última cabe destacar que en la adaptación rusa no era la nieta de Theodora Raüber, sino que llegó al colegio a través de Murozov, a quien había prometido ayudar. Sin embargo Theodora tenía dos nietos, uno de 20 llamado Alexei y otro de 7 que iba a clase con Nadia y Alice. El primero intentó conquistar sin éxito a Vicky mientras colaboraba con el Proyecto Geminis y aunque no murió fue arrestado junto con su abuela y condenado a cadena perpetua por sus acciones. La pequeña y pelirroja Taisa, de 7 años, era amiga de Nadia y Alisa, la Evelyn rusa.

Después de todo lo que acabamos de relatar ¿Puede haber algún cambio aún más impactante? Pues sí, todavía quedan un par: el primero es que en Закрытая школа Marcos y Paula no sólo tenían unos padres perdidos por el mundo, sino también una abuela. Nina, la Lola Lázaro de Rusia, estaba viva y había pasado años sin poder levantarse de la cama a causa de una parálisis provocada por los miembros de Ingrid (Ottox), quienes le habían inyectado veneno para poder robarle a su bebé.

Nina e Irina en Закрытая школа

Nina, muy amiga de Galina (Jacinta) en su juventud, volvió al internado en cuanto pudo recuperarse, y allí la gobernanta le contó que tanto Viktor como Natalia (nombre ficticio de Irene y equivalente al Sandra Pazos español) estaban vivos y que además tenía tres nietos. Nina se reencontró con ellos en la última temporada de la serie. La familia al completo, pues, acabó la serie contenta y unida, una felicidad sólo empañada por la muerte de Daria, el gran amor de Andrew.

Un final distinto para María y Fermín

Y de un hecho sorprendente a otro, vamos a dedicarle dos párrafos enteros a Clara, Pauline en Закрытая школа, ya que los guionistas de la adaptación decidieron darle más protagonismo del que tuvo en la española. Todo empezó en su etapa estudiantil, cuando Pauline fue miembro del grupo de biología que dirigía Konstantin, y allí coincidió con Vadim y Anton (Daniel en la versión española, el hermano de Hugo) con quienes tendría un acercamiento amoroso que se podría resumir así: Pauline se sintió atraída por Vadim en la adolescencia pero luego se enamoró de Anton y salió con él durante varios años.

Ya de adulta y tras creer que su novio había sido asesinado por su propio hermano, la joven decidió entrar en el internado como profesora de ballet para vengarse de Vadim, pero sus intenciones se truncaron al descubrir gracias a Cyril que Anton estaba vivo. Sin embargo éste acabaría muriendo, como en la versión española, asesinado por su gemelo y Pauline, después de ser testigo del hecho, se suicidó con una pistola. La muerte de la profesora provocó que Vadim llorase por primera vez en su vida, algo impensable en Hugo, a quien desde luego nunca vimos derramar una sola lágrima… y menos por Clara. No obstante hay un hecho tanto o más importante en relación al personaje de Pauline como su historia con los gemelos: la profesora de baile tenía la capacidad de regenerar tejidos, razón por la que el Proyecto Geminis la valoraba especialmente.

El uniforme de Vladimir se asemejaba más al de marinero que al de chef, pero su habilidad con las pistolas era indiscutible. Aún así, Fermín no hay más que uno. Por otro lado, la María de Yulia Agafonova se parecía bastante a la de Marta Torné, si bien ésta última tenía una imagen más jovial.

Siguiendo con el grupo de nazis, no podemos pasar por alto un cambio de lo más relevante: el Noiret ruso aguantó en la serie hasta la última temporada, haciendo maldades y terminando con vidas ajenas, como por ejemplo la de Camilo. El profesor de latín (en Закрытая школа de biología) fue asesinado por Murozov, quien también terminó con la vida del psiquiatra que lo encerró a inicios de la cuarta temporada rusa. Los hechos ocurrieron así: tras hacerse pasar por loco y matar al doctor, Murozov se escapó y volvió al internado, donde asesinó a Konstantin y a Charles Fleischer y trató de boicotear los planes de los internos. Murió al caer por el balcón de la biblioteca en una pelea con Viktor durante el último episodio.

Quien también estuvo a punto de morir al final de la serie pero sobrevivió fue Vladimir, el Fermín ruso. A diferencia de la versión española, Vladimir recibió un disparo (no una puñalada) a manos de los soldados nazis pero sólo resultó herido, por lo que Maria no se quedó viuda al final de la serie. Un hecho que sin duda los múltiples simpatizantes que tenía el personaje de Fermín en ‘El Internado’ agradecerán si algún día deciden ver (subtitulada o no) Закрытая школа. Antes de finalizar el artículo destacaremos que la relación del cocinero y la limpiadora en la versión rusa es muy similar a la que mantuvieron en la hispana y que sus caracteres también son bastante parecidos a los de Fermín y María.

Una adaptación bien hecha

En resumen, la versión  rusa de ‘El Internado’ intenta ser fiel en cuanto a su estructura, argumento y personajes pero también innova añadiendo tramas propias o alargando otras que en la serie original tuvieron una conclusión más breve o precipitada. En cualquier caso hay que reconocer que la mayoría de giros de la versión rusa son interesantes y arriesgados, y que si bien gran parte de las tramas que constituyen Закрытая школа guardan una relación muy estrecha con las del ‘El Internado’, los guionistas nórdicos no dudaron a la hora de cambiar aquello que consideraron pertinente y, mejor aún, supieron hacerlo con solvencia.

Con todo, también es verdad que algunas de las escenas que idearon los creadores de Закрытая школа, si bien impactantes, substituyeron otras igual o más turbadoras, como por ejemplo el forcejeo que se da entre Eugene y Daria en el bosque, esta última en silla de ruedas, antes de que la malvada adolescente le inyecte el veneno que la matará al acto. Verla convulsionar antes de fallecer, e incluso observar como Roman lloraba desconsolado después de que Viktor intentara tomar el pulso sin éxito a Daria, tal vez lleve al espectador a pensar en esa Carol cubierta de barro y rodeada de su pandilla, que se abandonaba a la muerte en brazos de su desconsolado novio. Una escena demasiado sobrecogedora, más aún porque el responsable de la muerte de Carolina no era una rival celosa sino uno de sus más íntimos amigos que observaba la escena en silencio.

Aunque los adolescentes nórdicos parecen mucho menos afectados ante la muerte de Daria que los españoles ante la de Carol, hay que decir que éstos últimos sabían lo que le había pasado a su amiga cuando la vieron morir, a diferencia de Andrew, Maxim y Victoria con Daria. Ese hecho -entre otras cosas- le restó fuerza a la secuencia.

Lo mismo ocurre con el instante en que Elena fallece despidiéndose de dos de los hombres más importantes en su vida, una escena emocionante y bien escrita, pero que puede provocar que el espectador español eche de menos al búho, que según Paula era la reencarnación del hermano de Elsa, entrando por la ventana segundos antes de que la directora muriera para acompañarla en sus últimos segundos de vida. No obstante, también es cierto que si con los giros en el guión Закрытая школа deja de lado alguna de las escenas más míticas de ‘El Internado’, introduce otras que no aparecen en la versión hispana y que los espectadores rusos habrán sido tan emblemáticas como para nosotros las anteriormente mencionadas. Así pues, el hecho de preferir una trama, personaje, escena… u otra acabará dependiendo de los gustos personales de cada seguidor, ya que ambas versiones gozan de herramientas suficientes para atraer al público, tal como demuestra el impacto social que tuvieron en sus respectivos países.

Nuestra conclusión final es que Закрытая школа nos parece una adaptación de calidad a la que vale la pena echarle un vistazo si se es seguidor de ‘El Internado’… y si no, también.

A continuación más imágenes comparativas de las personajes de ‘El Internado’ y los de Закрытая школа:

Arriba, los fantasmas de Cayetano y Valentina. Debajo, los de Daria y Yulia. Éste último fue el primero que vio Lisa.

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